Mi amigo del alma, Manuel Rosario, me envia su poema a la mujer. Aqui les va:
MUJERES
18
Manos febriles de ilusiones que acarician el cerebro
amparado a la misericordia de unos besos peregrinos.
Mordido por las razones que se esconde en tu vientre.
Buscando el emplaste de empalme rígido y sin dueños
debido a las huellas selectivas que muestran sus caminos.
Antiguas costillas divinas de un paraíso paradisíaco
experimentador genuino de liberaciones femeninas,
de bellezas, ornamentaciones, cama, cocina y de taco;
por sus cambios latentes de zapatos sin puentes ni rimas.
Peinado de aretes de cortejos sin espejo ducho que mira,
viaje de aspecto inteligente que dulcifica toda la vida;
la existencia y la espesura de una cara linda con pechos
y montaduras de flores mil años desahogos en un coito
de virginidad rota de besos callados de tanta alegría.
Mesa de un desnudo morbo con arte humano humedecido:
¿qué tiene lo tuyo que yo lo reclamo con la fuerza de un león?
Es evidente que el rimador sabe que el clavarse en tu nido
es lo mismo, divina mujer amada, que escribirte una canción.
